Es difícil identificar todos
los efectos negativos que la falta de presencialidad en nuestro centro de salud ha tenido y tiene para la salud. La alternativa, la atención telefónica,
ha sufrido retrasos de días e incluso semanas y ha sometido tanto a personal
como a usuarios a una situación nueva con problemas de gestión o de
comunicación, como el manejo del teclado y de las diferentes herramientas
mientras se atiende telefónicamente al paciente, que puede llevarle, por
ejemplo, a no prescribir algún medicamento. También la mayor brevedad de las
conversaciones puede traer consigo que el informe quede incompleto, por no
hablar de los indicios corporales que el facultativo no puede valorar
directamente.
En la cola de entrada, una
vecina que esperaba media hora para realizar una gestión administrativa,
nos comentó: ‘Tantas precauciones aquí y en el bar del otro lado están dentro
sin mascarilla’. Otra,
quincuagenaria, se queja de que no haya un programa para la menopausia ni otro de
apoyo para los cuidadores. Ella se encarga del cuidado de sus padres,
octogenarios. Dice que su médico de cabecera le ha recomendado un seguro
privado.
Las citas presenciales comenzaron en junio de forma
escalonada. Para comprobarlo, solicitamos cita presencial en julio y nos dieron
para ese mismo día. Al mismo tiempo, el centro se habilitó para la detección de
la covid y la vacunación frente al coronavirus de colectivos específicos. El día que más dosis se administraron se
llegó a las 180, aunque personal de enfermería del centro afirma que
podrían administrar más.
DIVERSOS COLECTIVOS RECLAMAN MÚLTIPLES MEJORAS
En una manifestación el 20 de junio, las asociaciones vecinales demandaron más
recursos humanos (la ratio no debe exceder de 1500 pacientes por médico, en
Madrid hay uno por cada 2 000 habitantes), consultas presenciales y ampliación de horarios (de 8 a 21 horas).
La Asociación
de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS) habla de que la
crisis de la Atención Primaria, que no depende sólo del impacto que sobre
ella tiene la pandemia COVID, viene de lejos. El porcentaje del PIB español en
Sanidad es bajo en relación con los países de su entorno. La
parte dedicada a Atención Primaria no alcanza el 14 % del gasto sanitario y en Madrid ni al 11,5 %, cuando la Organización Mundial de la
Salud (OMS) recomienda el 25 %.
En el ‘Decálogo de Objetivos del Foro de
Médicos de Atención Primaria’, el colectivo médico firmante reclama que la Atención
Primaria sea reconocida como el eje del
sistema sanitario, con incremento
presupuestario, dotación adecuada de
recursos humanos, aumento de la capacidad
de realización de pruebas diagnósticas y que todas les sean accesibles,
liderazgo en la gestión de los enfermos
crónicos, tiempo mínimo de diez
minutos por paciente, entre otros.
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