Flores de luna, un largometraje documental escrito y dirigido por Juan Vicente Córdoba que narra la evolución del barrio madrileño del Pozo del Tío Raimundo como reflejo de la sociedad española, la lucha de clases, la solidaridad y la participación ciudadana, durante 50 años.
Como contraste, la situación actual. Los nietos de aquellos emigrantes adoran el tuning, los quad, son racistas y su objetivo es ganar dinero lo antes posible. Así, siete de cada diez abandona la enseñanza secundaria obligatoria. Son racistas porque perciben que los emigrantes sudamericanos (los peluchos, los llaman) son los culpables de que los sueldos bajen, entre otros males.
No les gusta el barrio porque no hay nada que hacer (es decir, no hay un gran centro comercial al que ir). Mientras tanto, la administración mira para otro lado. En una secuencia del documental, Gabriel, de la Asociación de Vecinos del Pozo, se reúne con jóvenes del barrio. Estos piden a la Asociación unas fiestas más dirigidas a los jóvenes: fiesta de la espuma, múscia deejay en el auditorio, exposición de quad y coches tuneados… Cuando Gabriel les dice que participen ellos en la organización, la cosa cambia. Otro miembro de la Asociación, en actitud paternal, intenta mediar. ‘Déjalos, Gabriel, que no se agobien’. ‘Que se agobien, que se agobien’, responde enérgicamente Gabriel.
Sus padres y abuelos consiguieron con mucho esfuerzo y agobio viviendas y equipamientos sociales; ellos se enojan, se agobian porque les piden que organicen ellos sus fiestas, ni por asomo quieren esforzarse lo más mínimo. Como dice Gabriel, ‘quizás la culpa la tengamos los padres por haberles dado de todo sin que sepan lo que cuesta’. Reflejo de esa postura cómoda es la situación del movimiento asociativo del barrio, donde los jóvenes brillan por su ausencia. El documental puede adquirirse en la Asociación del Pozo. Artículo de Almudena Grandes sobre el documental: http://www.elpais.com/articulo/ultima/Flores/luna/elpepiult/20081208elpepiult_1/Tes
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